La diabetes tipo 1, también conocida como diabetes juvenil, ya que afecta principalmente a los niños, es una condición cuando las células beta del páncreas que son responsables de la producción de insulina en el cuerpo son destruidas por el sistema inmunológico. Como resultado, la descomposición de la glucosa para la distribución de energía a las células se ve obstaculizada y el nivel de azúcar en la sangre se eleva.
Por supuesto, diversas medidas deben tomarse para mantener la condición bajo control, pero más a menudo se aconseja a los pacientes conducir un estilo de vida saludable y participar en actividades físicas.
Sin embargo, un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de York en Ontario, Canadá, encontró que el mantenimiento de una buena rutina de ejercicios puede ser difícil y arriesgado, sobre todo para las personas con diabetes tipo 1, ya que el ejercicio tiende a causar fluctuaciones de azúcar en la sangre, lo que puede incluso llegar a ser peligroso.
Los pacientes con diabetes tipo 1 tienen que revisar sus niveles de glucosa en la sangre antes, durante y después del ejercicio. El ejercicio regular puede ayudar a las personas con diabetes a alcanzar sus objetivos de lípidos en la sangre, la composición corporal, estado físico y azúcar en la sangre.
Sin embargo, para las personas que viven con diabetes tipo 1, el miedo a la hipoglucemia, pérdida del control de la glucemia, y el desconocimiento en torno a la gestión de ejercicio son los principales obstáculos, dijo el profesor Michael Riddell, un investigador en el estudio.
Mientras que la actividad física es buena para nuestra salud, debería haber también un conocimiento adecuado de la clase de actividad física que se realiza.
En el estudio publicado en la revista The Lancet Diabetes y Endocrinología, un equipo de 21 expertos internacionales llevó a cabo un conjunto de directrices sobre los objetivos de glucosa para el ejercicio seguro y efectivo, así como ajustes de la dosis de insulina y ajustes nutricionales para prevenir fluctuaciones relacionadas con el ejercicio y los niveles de azúcar en la sangre.
Los pacientes diabéticos deben mantener un peso corporal saludable o alcanzar el mínimo de actividad aeróbica de moderada a vigorosa, lo que requiere de 150 minutos por semana.
En los pacientes pediátricos, el ejercicio reduce el perfil de riesgo de enfermedad cardiovascular, mejora la sensación de bienestar y hace bajar los niveles promedio de glucosa en la sangre, mientras que, en los adultos, la actividad física puede reducir el riesgo tanto de enfermedad ocular y renal diabética.
«Ellos también tienen una mejor oportunidad de alcanzar los niveles de hemoglobina glucosilada, los niveles de presión arterial y un índice de masa corporal saludable (IMC) en comparación con los pacientes inactivos«, dijo Riddell.
Los resultados mostraron que los ejercicios aeróbicos, como caminar, correr o andar en bicicleta se asocian con reducciones de la glucemia, mientras que el ejercicio anaeróbico, como carreras de velocidad, levantamiento de pesas, y los deportes como el hockey de intervalo, son conocidos por aumentar temporalmente los niveles de glucosa.
Por lo tanto, una clara comprensión de la fisiología de las diferentes formas de ejercicio y los cambios que pueden influir en la glucemia durante el ejercicio puede mejorar el control de seguridad y la diabetes, señalaron los investigadores.
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